Foreign students in UNAJ. Between internationalization and migration
Ana Inés, Mallimaci Barral (UNAJ)
Mariano, Fernández Ameghino (UNAJ)
Resumen
Durante el desarrollo del presente proyecto hemos avanzado en dos grandes dimensiones: la primera tiene que ver con el contacto con diferentes áreas de la universidad para elaborar un “estado de la cuestión” sobre la situación particular de los/as estudiantes extranjeros/as en la institución y, a partir de ello, elaborar un acercamiento crítico a los antecedentes sobre la temática y la segunda enfocada en el conocimiento de las trayectorias de los/as alumnos/as nacidos en el extranjero a partir de la aplicación de una encuesta online que nos permitió construir una tipología que deberá ser profundizada en próximas investigaciones. Así, hemos confirmado y complejizado nuestra hipótesis de partida que señalaba la existencia de tres posibles trayectorias de movilidad que conducen a la presencia de “estudiantes extranjeros/as” en la Universidad: a) una migración realizada con el propósito de estudiar en universidades nacionales (que suele ser definida como “migración calificada”), b) una migración realizada con propósitos más amplios (laborales, económicos, familiares, residenciales) que a partir de la permanencia en el país deciden estudiar en la universidad y c) una tercera migración de estudiantes universitarios que estudian por un período determinado (mayor a 3 meses) en el marco de convenios entre universidades. Nuestros avances han sido especialmente en la caracterización de los dos primeros tipos de trayectorias.
Palabras claves: MIGRACIONES – UNIVERSIDAD – INTERNACIONALIZACIÓN
Abstract
During the period of the project we have made progress in two main dimensions: contact with different areas of the university to elaborate a “state of the question” on the particular situation of foreign students at the university and based on this we elaborate a critical approach to the antecedents on the subject. On the other hand, we have made progress in the knowledge of the trajectories of foreign-born students by applying an online survey. This allowed us to build a typology that should be deepened in future research. Thus, we have confirmed and made more complex our initial hypothesis that pointed to the existence of three possible mobility trajectories resulting in the presence of “foreign students” at the University: a) a migration made with the purpose of studying in national universities (which is usually defined as “qualified migration”) b) a migration made for broader purposes (labor, economic, family, residential) that after staying in the country decide to study at the university and c) a third migration of university students who study for a specific period (more than 3 months) within the framework of agreements between universities.
Keywords: MIGRATION – UNIVERSITY – INTERNATIONALIZATION
Introducción
La investigación se inició a partir de un conjunto de lecturas sobre la vinculación entre inmigración, internacionalización e instituciones de educación superior que fueron revisadas y puestas en discusión con nuevos materiales incorporados a partir del inicio del proyecto. De esta manera, esta introducción en la que se presentan los lineamientos conceptuales que enmarcan nuestras indagaciones es parte del producto del trabajo de estos dos años en los que hemos discutido, leído e intercambiado con colegas expertos/as en la temática. En este sentido, un primer eje de conocimiento relacionado con la presencia de estudiantes extranjeros/as en las instituciones de educación superior lo conforma la perspectiva crítica de las migraciones calificadas. En términos generales, se trata de desplazamientos que suponen el cruce de fronteras por parte de personas “calificadas” que residen en un país distinto al que nacieron (Bermúdez Rico, 2015a). La adjetivación como “calificada” puede referirse tanto a características personales (nivel de escolaridad u ocupación de posiciones jerárquicas en el mercado laboral) como a un tipo de desplazamiento que se realiza por motivos vinculados a estrategias de calificación (especialmente la movilidad por razones de estudio). De este modo, la “migración calificada” incluye tanto a personas que migran para calificarse, personas ya calificadas que se insertan en el país de destino con motivos no relacionados con su calificación y personas con estudios de nivel superior que migran para continuar formándose en el extranjero, ya sea que lo hagan a partir de acuerdos entre universidades o por decisiones -individuales o familiares. Dentro de esta diversidad, el grupo de los/as estudiantes extranjeros/as de nivel superior no ha sido siempre considerado como parte de la migración calificada. Sin embargo, en los últimos años existe un consenso en considerarlo un subgrupo dentro de la categoría amplia de la migración calificada (Bermúdez Rico, 2014, 2015a; Pedone, 2018) conformando los “nuevos territorios de la migración calificada” (Mendoza, Staniscia, Ortiz Guitart, 2016: 7).
Ahora bien, el grupo de los/as estudiantes insertos en dinámicas calificadas no agota la totalidad de los casos presentes en la educación superior argentina. Nuestro proyecto se enfoca en ensanchar esta definición. Aquí es necesario detenernos para aclarar que, en nuestro país, la información estadística producida por las instituciones educativas y el Ministerio de Educación de la Nación sobre los/as estudiantes migrantes se organiza en base a la variable “lugar de nacimiento” impidiendo una distinción existente en otros sistemas estadísticos entre estudiantes “internacionales” e “inmigrantes”. Esta forma de contabilizar a las personas migrantes sigue la definición operativa de los censos de la mayor parte de los países de América Latina que consideran como “migrantes internacionales” a las personas que residen habitualmente en un país distinto al de su nacimiento (Maguid, 2008). No son considerados los datos relativos al tipo de residencia, los años vividos en el país, el motivo del desplazamiento o los diferentes trámites de residencia que pudieran haberse solicitado[1]. De esta manera, las estadísticas constituyen un grupo de “estudiantes extranjeros/as” altamente heterogéneo en su composición interna. Respondiendo a ello, parte de los/as especialistas se han preocupado por precisar la definición y las formas de medición de los/as estudiantes migrantes. En este sentido se ha distinguido a los/as estudiantes “internacionales” de los/as “estudiantes extranjeros/as”. Los/as primeros/as se definen como personas con cierto grado de calificación en el país de origen que migran con un propósito educativo. Tal como lo señala Luchilo (2006, 2015), los criterios que deben tenerse en cuenta en esta definición son: el cruce de fronteras, la finalidad educativa y el tiempo de permanencia en el país extranjero. Por otro lado, los/as estudiantes extranjeros/as son quienes han nacido en un país diferente del que se encuentran estudiando, pero cuyo desplazamiento no se relaciona con un proyecto educativo. Esta distinción, vinculada con el tipo de desplazamiento, es necesaria para diferenciar procesos sociales profundamente diferentes entre sí. Por un lado, estudiantes que se desplazan en el marco de convenios entre universidades, estudiantes calificados que migran para formarse en otro país y estudiantes que migran para calificarse y, por el otro, jóvenes que migraron en contextos familiares o en otros tipos de proyectos migratorios y que acceden al sistema de educación superior en el país de destino.
Sin embargo, es una diferenciación no sencilla de ser traducida en términos estadísticos. La definición de estudiantes internacionales/extranjeros/as es operacionalizada de diferentes maneras en los sistemas estadísticos nacionales. Así, el “país de origen” puede ser definido tanto por la nacionalidad de la persona, su país de nacimiento o el país donde finalizó los estudios previos a la universidad (Luchilo 2015). De esta manera, tal como lo indica este mismo autor, en muchas ocasiones se asume que el total de personas extranjeras presentes en el nivel superior de un país son estudiantes internacionales. Esto es especialmente cierto cuando se utilizan estadísticas donde se contabilizan estudiantes no nacionales del nivel superior como un conjunto homogéneo.
Las diferentes definiciones utilizadas en distintos contextos nacionales se explican en gran parte por la historia particular de construcción de los sistemas de estadísticas nacionales, sus capacidades técnicas, las normativas migratorias, las políticas universitarias y las prioridades de otras políticas en la materia. Veamos algunos ejemplos que sistematiza Luchilo (2015). En primer lugar, desde el marco estadístico europeo conformado por el Instituto de Estadística de la UNESCO/la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y la Oficina Europea de Estadística (UIS/OCDE/EUROSTAT), se plantea la necesidad de diferenciar estudiantes internacionales de estudiantes extranjeros sugiriendo para ello tomar el “país de origen” como el país donde se realizó el nivel secundario. De esta manera, sólo serían definidos como estudiantes internacionales quienes culminaron dicho ciclo en un país diferente al que se encuentran estudiando, sin importar la nacionalidad y el lugar de nacimiento. Sin embargo, no todos los países pueden cumplir con esta recomendación y los sistemas estadísticos siguen relevando de diferentes maneras el “país de origen” de los/as estudiantes. Por otra parte, la construcción de indicadores estadísticos de la Unión Europea (UE), otorga una relevancia central a la diferenciación entre movilidades estudiantiles temporales y permanentes siendo las primeras aquellas que se intentan potenciar como parte central de la política de internacionalización y regionalización de la Educación Superior. El mismo autor señala que en Estados Unidos, por el contrario, sólo se registran como estudiantes internacionales a los/as extranjeros/as que tienen una visa que acredita que ingresaron al país con una finalidad de estudio (otorgada tanto para estudiantes de carrera completa como para profesores visitantes y estudiantes de intercambio). De esta manera, los/as estudiantes que tienen residencia permanente, ciudadanía estadounidense o una visa de trabajo no son considerados como estudiantes internacionales. Como es posible apreciar, las cifras de ambas regiones indican y expresan situaciones sociales y educativas disímiles.
La diferenciación entre “estudiantes internacionales” y “estudiantes extranjeros/as” resulta útil también a la hora de analizar la “Internacionalización de la Educación Superior”, comprendiendo por ella, un conjunto de políticas educativas expresadas en programas y convenios que conforman el marco estructural de las relaciones internacionales entre instituciones de Educación Superior. Estas políticas fomentan la movilidad de estudiantes y profesoras/es al promover programas e investigaciones conveniadas con universidades de otros países. Suele repetirse que la fase más notoria de la internacionalización de la educación es la movilidad estudiantil (Fittipaldi, Mira y Espasa, 2012; Luchilo, 2015) y que su impulso se encuentra vinculado con la flexibilidad del mercado laboral mundial que demanda con mayor insistencia trabajadores/as calificados/as con trayectorias académicas internacionales y competitivas (Bermúdez Rico, 2014, 2015a, 2015b; Gómez y Vega, 2018) y la “economía global del conocimiento” que convierte a “las políticas universitarias en terreno de promoción de desplazamientos y migraciones” (Gómez y Vega, 2018: 172). Asimismo, algunas universidades se ven impulsadas a “internacionalizar” su matrícula estudiantil y promover la movilidad de sus docentes con el fin de cumplir con ciertos ítems de los rankings universitarios con fuerte impacto a nivel global, generando lo que Gómez y Vega (2018) definen como un “imperativo de movilidad” que oculta un modo de reproducción de las desigualdades globales asociadas a la enseñanza y la producción de conocimiento (Gómez y Vega, 2018). En este mismo sentido, Beigel (2013) analiza los criterios de evaluación y productividad “globales” del mundo científico y los define como una estructura internacional de recursos y capacidades de investigación crecientemente desigual que se manifiesta, entre otras dimensiones, en los flujos migratorios de población calificada.
Frente al imperativo de internacionalización, el Mercosur ha querido avanzar en los últimos años en una agenda educativa regional (Sosa, 2016) generando normativas que han facilitado a los/as estudiantes de los países miembros y asociados el reconocimiento de títulos en los Estados vecinos. En el caso argentino, la Resolución 1523/90 del Ministerio de Educación de la Nación, permite que estudiantes extranjeros/as no residentes en la República Argentina ingresen directamente a una universidad nacional para iniciar sus estudios de grado, “quedando eximidos de cumplimentar los requisitos generales de reválida de los estudios de nivel medio, sin perjuicio de los requisitos que cada universidad considere necesarios aplicar para la correcta evaluación del candidato” (Resolución 1523/90 del Ministerio de Educación). Cada universidad instituye anualmente un cupo de vacantes para ser ocupadas por estudiantes extranjeros que son informados oportunamente por la Cancillería Argentina a través de la Dirección General de Asuntos Culturales y las Embajadas argentinas en el exterior. En el caso de las universidades privadas, los/as interesados/as deben contactarse directamente con las instituciones para formalizar la inscripción y contar con la “carta de admisión” requerida para obtener el visado de estudiante. Sin embargo, a partir de la Ley de Migraciones 25.871 del año 2003, los/as estudiantes provenientes de países del Mercosur y asociados pueden solicitar una residencia temporal por el criterio de nacionalidad sin tener que presentar los documentos necesarios para la solicitud de residencias temporarias para estudiantes.
Tal como lo muestra Sosa (2016) se han implementado en los últimos años en el país políticas universitarias activas para incentivar la internacionalización de la Educación Superior que no afectan de modo uniforme a la totalidad de las instituciones locales. Existen universidades nacionales como la de Buenos Aires, La Plata, Córdoba y Rosario que forman parte de redes internacionales que, si bien están presentes en el resto de los centros de Educación Superior, lo hacen con un impacto sensiblemente menor. Pedone (2018) señala que otro foco relevante son las universidades privadas de Buenos Aires que realizan campañas de marketing en países de la región para incentivar la llegada de estudiantes extranjeros. Su investigación (Pedone 2018) muestra como el acceso a estas universidades privadas otorgan a los/as estudiantes una “distinción” reconocida en los espacios sociales transnacionales donde se relacionan, mientras que quienes estudian en los centros de Educación Superior pública lo hacen por su prestigio regional.
Sin embargo, como ya hemos señalado, la presencia de estudiantes extranjeros/as en la Educación Superior, se vincula con procesos más amplios que aquellos que contiene la internacionalización de las instituciones de ese nivel de estudio y las migraciones calificadas. Por ello, un tercer aspecto a considerar es la movilidad social de las poblaciones migrantes residentes en el país. En este sentido, para las poblaciones migrantes el horizonte educativo puede ser una dimensión central del proyecto migratorio o bien una oportunidad que se considera en destino. Asimismo, el desplazamiento puede ser un medio para asegurar la reproducción social familiar pero también un proceso que puede modificar las aspiraciones de movilidad social de los/as hijos/as a través de la inversión en capital humano (Vega et. al, 2016). En la Argentina, la educación universitaria pública es concebida como uno de los canales principales de ascenso social para una proporción amplia de familias con orígenes en las clases populares que anhelan que sus hijos/as sean profesionales. Un horizonte posible jalonado por las condiciones objetivas que brinda el sistema público de educación superior (Dalle, 2016; Colabella y Vargas, 2014; Jiménez Zunino, 2019). Asimismo, diferentes estudios (Gavazzo, Beheran y Novaro, 2014; Dalle 2016) subrayan que para un amplio grupo de familias migrantes las expectativas vinculadas con un posible recorrido universitario de sus hijos/as son el basamento principal de la decisión de permanecer en el país. De esta manera, es posible considerar el ingreso a la universidad como una forma de calificación protagonizadas por personas que, habiendo migrado por múltiples motivos, “encuentran” la posibilidad de estudiar en el nivel terciario. Si bien los procesos de descalificación son los que con mayor frecuencia afectan a las poblaciones migrantes, especialmente en los primeros años de residencia, se le ha prestado muy poca atención a los potenciales procesos de calificación o recalificación de las personas migrantes. En la Argentina, existen algunas características contextuales que derivan en oportunidades reales para que las personas migrantes (consideradas como aquellas nacidas en otro país) puedan acceder a procesos de calificación en el nivel universitario de grado. Primero, la amplitud del sistema educativo público universitario de ingreso universal y no arancelado. Segundo, las facilidades comparativas para obtener una residencia temporaria y permanente para los/as provenientes de otros países del Mercosur y asociados. En este contexto, y sin dejar de considerar las barreras complejas que se deben atravesar para transitar este camino, la calificación en destino debe ser considerada como una posibilidad para las poblaciones migrantes.
De esta manera, partimos del supuesto que los/as estudiantes migrantes en las instituciones de educación superior en Argentina pueden expresar, tanto estrategias transnacionales de calificación, ya sean personales y/o familiares, en un marco de internacionalización de la educación superior a nivel global o bien traducir trayectorias personales y/o familiares de movilidad social ascendente de personas migrantes en Argentina.
A partir de esta heterogeneidad, nuestro proyecto se propuso:
- Conocer las características de los/as estudiantes de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) nacidos/as en el extranjero.
- Analizar las trayectorias migratorias y educativas de los/as estudiantes y el vínculo entre ellas.
- Explorar las relaciones entre trayectorias educativas y actividades laborales y de cuidados.
- Comprender los sentidos del desplazamiento y de la educación para los/as estudiantes.
Estos objetivos, diferentes a los presentados en el proyecto inicial, expresan el proceso flexible de la investigación cuyo marco conceptual se fue transformando a partir de lecturas y entrevistas con funcionarios/as y académicos/as expertos/as en la temática.
Metodología
Nuestra trabajo asume un diseño de investigación flexible y emergente que permita la articulación interactiva de sus elementos y la posibilidad de advertir situaciones no previstas en su planificación previa (Mendizábal, 2006; Valles, 2014). Originalmente, el proyecto propuso una metodología cualitativa interesada por los modos en los que los mundos sociales son comprendidos, experimentados y producidos, y que permita la generación de datos flexibles y sensibles a los contextos (Vasilachis, 2006). Sin embargo, a partir de los contactos realizados con funcionarios/as de la UNAJ, obtuvimos una base de datos de estudiantes que volvía posible un primer acercamiento cuantitativo para conocer las características generales del grupo bajo estudio. De este modo, diseñamos una encuesta cuyo contenido permitiera un primer acercamiento a los rasgos de los/as estudiantes migrantes de la UNAJ. El formato fue un cuestionario autoadministrado, creado en la plataforma google form, enviado de manera online al listado de estudiantes nacidos/as en el extranjero proporcionado por el área de estadísticas de la universidad. La encuesta contaba con preguntas cerradas de única opción, cerradas de múltiples opciones y abiertas. Su validez y fiabilidad fueron evaluadas en una primera ronda aplicada en una muestra pequeña. Luego de modificar los errores detectados, el cuestionario fue enviado al total de estudiantes (579) junto con un correo explicativo sobre los objetivos de la investigación y los alcances de la encuesta. Consintieron en responder la encuesta 120 personas generando una base de datos que fue procesada con el software SPSS. Por tratarse de una muestra no representativa, sus resultados son utilizados como aproximaciones generales a las diferentes temáticas abordadas.
Como se mostrará a continuación, la aplicación de la encuesta permitió complejizar y profundizar la tipología propuesta sobre los tipos de estudiantes migrantes. Esto sirvió de marco para construir los guiones de entrevistas semiestructuradas y se inició el contacto con los/as estudiantes para profundizar las trayectorias y explorar sus sentidos. Las entrevistas abordan diferentes dimensiones de la trayectoria migratoria, personal y familiar, para comprender cuáles son los sentidos de la llegada al país y sus vínculos con la trayectoria educativa y laboral. Se inició el trabajo de campo, pero por temas personales (licencias por cuestiones médicas de la directora del proyecto) y globales (la pandemia por la Covid 19) tuvo que suspenderse.
Resultados
La UNAJ fue creada en el año 2009 en el partido de Florencio Varela ubicado en el Sur del conurbano bonaerense a medio camino entre la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad de Buenos Aires, dos centros tradicionales de enseñanza de educación superior. La universidad inició sus actividades académicas en el año 2011 con el objetivo explícito de lograr la integración, inclusión y promoción social de los sectores populares (Colabella y Vargas, 2014). Desde el inicio de su actividad, la matrícula de estudiantes de grado de la universidad, ha crecido de modo constante a partir de la incorporación de estudiantes de las localidades cercanas (Florencio Varela, Berazategui y Quilmes). A 12 años de su creación, la universidad cuenta con 23 carreras de grado en las áreas de Ingeniería, Ciencias Sociales y Ciencias de la Salud. En este período la internacionalización de la universidad ha sido un aspecto central de su institucionalización (Fernández Ameghino, 2017) promoviendo la firma de convenios con entidades extranjeras coordinados por la Dirección de Relaciones internacionales. Actualmente (datos del año 2019) la UNAJ cuenta con 75 convenios vigentes: 40 con América Latina; 15 con Europa; 12 con Asia y 8 con otras zonas. La universidad ha recibido estudiantes de grado de intercambio provenientes de México, Alemania, Francia y Colombia. De esta manera, aun cuando se trate de una universidad que no forma parte del nodo central de las redes internacionales de educación e investigación, no escapa al “imperativo” de la internacionalización (Gómez y Vega, 2018) constituyendo circuitos y redes diferenciales (muchas veces con otras universidades periféricas) a los potenciados por las universidades centrales.
Por otro lado, Florencio Varela, como el resto de la Provincia de Buenos Aires, es territorio de recepción de migrantes externos e internos. Según los datos del último censo del año 2010, del total de los 426.000 habitantes del Partido de Florencio Varela, 29.291 (6,9%) son extranjeros, de los cuales 26.188 (6,15%) nacieron en países limítrofes: 18.629 paraguayos, 4.292 bolivianos, 2.100 uruguayos, 959 chilenos y 152 brasileños (Nejamkis, 2014).
De acuerdo con los datos de inscripción del año 2019, en la UNAJ actualmente hay 579 estudiantes que nacieron en el extranjero, cifra que representa al 2% del alumnado (aunque debe considerarse que un 4% de los/as inscriptos/as no declara su país de nacimiento). El origen de los/as estudiantes es principalmente Paraguay, Bolivia y Perú. Al considerar el total nacido en países limítrofes, el número alcanza el 78% de los y las estudiantes extranjeras. El listado del total de estudiantes fue la base de la aplicación de la encuesta. Como se ha señalado, entre mayo y julio de 2019 respondieron la encuesta 102 estudiantes. El tipo de muestra utilizada no permite generalizar los resultados al total de la población estudiantil extranjera ni tampoco señalar especificidades vinculadas a la condición migratoria en las trayectorias educativas de este grupo de estudiantes. Sin embargo, permite dar cuenta de la diversidad de experiencias presentes en el interior de una universidad y acercarse a sus características generales.
Resultados de la encuesta:
Quienes respondieron la encuesta nacieron principalmente en Paraguay, Bolivia y Perú. Un 77% del total proviene de alguno de los países que limitan con Argentina. De esta manera, la similitud con los datos del universo de estudiantes extranjeros/as permite descartar algún sesgo significativo de la muestra en estas dimensiones.
Gráfico 1. País de nacimiento
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Gráfico 2. País de nacimiento agrupado
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Un número cercano al 80% de quienes respondieron la encuesta son mujeres, un número mayor al ya elevado 73% de mujeres entre el total de extranjeros/as de la universidad. Un dato interesante es que la feminización es mayor entre la población migrante que entre el total de estudiantes regulares donde, aun siendo mayoría, las mujeres representan al 66% del alumnado. La búsqueda de las causas que podrían explicar la mayor feminización de la población estudiantil migrante requiere de otro tipo de investigaciones, siendo una posible hipótesis el tipo de carreras que eligen que, como veremos más adelante, se concentran en aquellas cuya matrícula ha sido tradicionalmente feminizada.
En cuanto a la edad, entre los/as estudiantes encuestados/as el promedio es de 32 años (la mitad tiene hasta 29 años) un número casi idéntico al de la población extranjera de la universidad. Entre los/as estudiantes nativos/as el promedio disminuye a 29 años. En todos los casos, se trata de edades elevadas que dan cuenta, muchas veces, de trayectorias académicas fragmentadas a partir de intentos previos interrumpidos de acceso a la universidad.
Gráfico 3. Grupos de Edad
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Las cifras relacionadas con el país de origen de los/as estudiantes extranjeros/as de la UNAJ expresan tradiciones migratorias de larga data en la Argentina. Desde mediados del siglo XX las principales corrientes migratorias corresponden a los desplazamientos de personas nacidas en los países vecinos cuya intensidad y persistencia ha llevado a Balán (1985) a definir la existencia de un “sistema migratorio del Cono Sur” en el cual la Argentina ha sido un país de destino privilegiado. Desde hace décadas, la principal nacionalidad de la población migrante residente en el país es la paraguaya, le sigue la boliviana, la peruana y la chilena. Tal como se señaló, la encuesta muestra que el 78% de quienes la respondieron nacieron en alguno de los países con tradición migratoria hacia la Argentina. Tal historia migratoria suele expresarse en redes consolidadas que moldean las trayectorias de quienes las transitan. En esta dirección, la mitad de los/as encuestadas/os tiene la mayor parte de los miembros de sus familias residiendo en el país, una señal de la permanencia e importancia de las cadenas migratorias instaladas en la región del AMBA cuyas dinámicas exceden ampliamente el ingreso a la universidad.
Gráfico 4. País donde reside la mayor parte de la familia.
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Con el fin de seguir explorando en la trayectoria migratoria de los/as estudiantes, se les preguntó la edad que tenían al momento de llegar a la Argentina. Las respuestas a esta variable muestran la heterogeneidad de las trayectorias bajo estudio. De este modo, un 35% tenía menos de 10 años al arribar al país habiendo realizado la mayor parte de su educación formal en la Argentina, 23% tenía entre 10 y 17 años y un 29% llegó entre los 18 y los 24 años. Estos datos se especifican en relación con el país de origen: para quienes nacieron en un país limítrofe, el número de quienes arribaron antes de los 10 años aumenta a un 39%, reforzando la hipótesis de un traslado enmarcado en cadenas migratorias familiares anteriores. Entre quienes nacieron en países no limítrofes, es mayor el número de quienes llegaron entre los 18 y los 24 años pudiendo ser una migración articulada con un proyecto educativo. De esta manera, empiezan a perfilarse grupos de trayectorias vinculadas con el país de nacimiento.
Gráfico 5. Edad de llegada según lugar de nacimiento
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Para seguir profundizando en el tipo de trayectoria, se les preguntó también a los/as estudiantes con quiénes habían migrado. Más de la mitad expresa que llegaron al país junto con su madre. Un 22% y 23%, respectivamente, mencionan al padre y hermanos/as como parte del grupo migratorio. Únicamente el 18% indica que migró solo/a, porcentaje que aumenta considerablemente entre quienes nacieron en países no limítrofes de América Latina (30,4%). Este punto es muy importante dado que la definición de “estudiante internacional” incluida en las nociones de “migraciones calificadas” o “migraciones por razones de estudio” supone una migración individual favorecida por procesos institucionales de oferta educativa (Bermúdez Rico 2015a). El resultado de esta variable refuerza la hipótesis de la presencia de diversos mecanismos de desplazamiento entre los y las estudiantes de la UNAJ. Primero, un grupo que migra en edades adultas por motivos no educativos pero que encuentra la posibilidad de calificarse en destino. Segundo, niños, niñas y jóvenes que migran en contextos familiares, se socializan en nuestro país y acceden a la educación universitaria como parte de procesos de movilidad social ascendente. Tercero, migrantes por motivos de estudio que suelen proceder de países de América Latina no limítrofes.
Gráfico 6. ¿Con quiénes migró?
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Gráfico 6a. ¿Con quiénes migró? Según país de nacimiento
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Tal como se señaló en el primer apartado, las particularidades argentinas en relación con la normativa migratoria no pueden soslayarse a la hora de analizar y comprender la presencia de estudiantes de origen extranjero en el sistema de educación superior, especialmente en el nivel de grado. De esta manera, es importante recordar que no hace falta tener una residencia por motivos de estudio para ser un “estudiante internacional” en el sentido estricto de la definición. Para quienes nacieron en países del Mercosur y asociados, la manera más rápida y segura de obtener la residencia temporaria es a partir del criterio de nacionalidad (se ingresa con el pasaporte y se solicita la residencia por dos años). Quienes no pertenecen a estos países, deben tramitar la residencia por motivos de estudio.
En este punto, la encuesta consultó el tipo de residencia de los/as estudiantes. El 84% respondió que tiene una residencia permanente, 12,5% se ha nacionalizado y el resto posee una residencia temporaria. La importante presencia de residencias permanentes (cuyo requisito es contabilizar al menos dos años de residencia temporaria en el país) y la nacionalización, confirman que la mayor parte de los/as estudiantes extranjeros/as residían en el país con anterioridad a su ingreso a la universidad.
Gráfico 7. Tipo de residencia
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
De esta manera, es posible advertir que las particularidades de la población estudiantil extranjera de la UNAJ, en gran parte relacionada con el tipo de universidad, se aleja de las tipologías clásicas de la migración calificada. Si bien seguramente exista una proporción de “estudiantes internacionales” la mayor parte de los/as extranjeros/as de la universidad responde a otros mecanismos sociales.
Experiencias escolares
Tal como se ha subrayado más arriba, un indicador relevante para analizar el tipo de movilidad de los/as estudiantes extranjeros/as es el país donde finalizaron sus estudios anteriores. De esta manera, la encuesta indagó el país en el que los/as estudiantes culminaron el ciclo primario y secundario de su escolaridad. La finalización de la primaria está repartida bastante equitativamente entre quienes lo hicieron en el país de origen (52.7%) y quienes lo hicieron en nuestro país. Por el contrario, la mayoría (66%) culminó la secundaria en escuelas argentinas. Nuevamente, el país de nacimiento se relaciona con experiencias diferentes: mientras que quienes nacieron en países limítrofes se reparten en igual cantidades entre quienes finalizaron la escuela primaria en su país de nacimiento y en la Argentina, entre quienes nacieron en otros países de América Latina, es ampliamente mayoritario el número de quienes terminan la escuela primaria en el país de nacimiento (74%). Respecto de la escuela secundaria las diferencias son aún mayores: 72 % de los/as estudiantes de países limítrofes terminan la secundaria en la Argentina mientras que entre quienes nacieron en otros países de América Latina el porcentaje desciende al 39%. De esta manera, la mayor parte de los/as estudiantes extranjeros/as de la universidad no serían considerados estudiantes internacionales según el criterio de (EUROSTAT). Independientemente de ello, lo relevante de este resultado es que nos indica que la gran mayoría, especialmente quienes nacieron en países limítrofes, no migran hacia el país con el objetivo principal de estudiar en la universidad. Pero, sobre todo, nos muestra que la mitad de los/as estudiantes de países limítrofes viene desarrollando su escolaridad en la Argentina desde el nivel primario, indicando nuevamente que se trata de personas que viven y se forman en el país desde hace muchos años.
Gráfico 8. País de finalización de primaria/secundaria
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Habiendo despejado las principales dimensiones que forman parte de las definiciones involucradas en el enfoque de las “migraciones calificadas”, comienzan a contornearse otros tipos de trayectorias dentro de la población estudiantil no nativa de la universidad.
En este sentido, fueron indagados aspectos vinculados con procesos de “calificación” de la población migrante y/o mecanismos de movilidad social ascendente dentro de las familias. Para ello, es fundamental conocer el origen social de los/as estudiantes extranjeros/as para lo cual fue consultado el mayor nivel educativo alcanzado por sus padres y madres. El resultado obtenido es contundente: más del 60% responde que tanto su padre como su madre tienen primaria completa o incompleta como máximo nivel alcanzado. Si definimos “estudiantes de primera generación universitaria” como aquellos/as estudiantes cuyos padres y/o madres no asistieron a la universidad, independientemente de si concluyeron el ciclo o no, obtenemos que el 82% de los/as entrevistados/as pueden incluirse en esta categoría, un número muy cercano al 81% del total de alumnos/as de la UNAJ con la misma condición. Si bien estos números son muy elevados, la proporción aumenta al 90% entre quienes nacieron en países limítrofes. A diferencia de las nociones que entienden a la movilidad estudiantil como una estrategia de sectores privilegiados con el fin de capitalizar mayores oportunidades, en la UNAJ la gran mayoría de los/as estudiantes extranjeros/as representan la primera generación de estudiantes universitarios de sus familias. Su ingreso a la universidad expresa, de este modo, una experiencia de movilidad social ascendente.
Gráfico 9. Mayor nivel educativo alcanzado por padre y madre
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Gráfico 9a. Primera generación de estudiantes universitarios según país de nacimiento.
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Para continuar indagando sobre las trayectorias educativas de los/as estudiantes extranjeros/as, se buscó conocer si contaban con alguna experiencia universitaria previa. Efectivamente, el 57% respondió haber estudiado en otras universidades, la gran mayoría (73%) en la Argentina. La exploración sobre las causas del abandono de carreras anteriores quedará como interrogante para la profundización del estudio
Las carreras elegidas en la UNAJ por los/as entrevistados/as se concentran en el Instituto de Salud (54%), entre las cuales se destaca enfermería que es elegida por el 20.5% del total de entrevistados/as. Esta distribución por carrera es similar al del total de alumnos/as regulares de la UNAJ (59% Salud, 26% Instituto de Ciencias Sociales y Administración 26% y 15% Ingeniería). La importante recurrencia en la elección de enfermería (20.5%) resulta sugerente por ser una carrera universitaria que suele estar presente en el horizonte de posibilidades de los sectores populares argentinos, especialmente sus mujeres, en tanto medio de movilidad social ascendente (Mallimaci Barral, 2016, 2018).
Gráfico 10. Carreras elegidas en la UNAJ
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Continuando el análisis sobre los modos de acceso a la UNAJ, se indagó sobre los principales motivos que llevaron a los/as estudiantes a inscribirse en esta institución. Las respuestas a la pregunta abierta ¿Por qué motivos elegiste la UNAJ? se reparten entre la cercanía, la oferta académica, el hecho de que la universidad es pública/gratuita, las políticas de inclusión (atención y contención de estudiantes) y, por último, motivos de índole personal (progresar, ayudar, realizarse, una segunda oportunidad). Luego, se preguntó sobre el grado de acuerdo con frases comunes relacionadas con el acceso a la universidad. La oferta académica (la presencia de la carrera deseada) obtiene más del 90% de acuerdo como motivación de elección de la UNAJ, le siguen la cercanía y el hecho de no ser arancelada. Vinculado con la edad promedio de los/as estudiantes, la cercanía resulta nodal para aquellos sectores que no pueden trasladarse hacia los grandes centros universitarios tradicionales (la universidad de La Plata o la de Buenos Aires que son las más cercanas a la UNAJ) ya sea por la extensión de la jornada laboral, la ubicación de sus empleos y, especialmente en el caso de las mujeres, por el tiempo invertido en trabajos de cuidado no remunerados en los hogares. La cercanía de la universidad permite el ahorro de tiempo necesario para compatibilizar el tiempo de estudio con las jornadas laborales y el trabajo de cuidado que en otro tipo de trayectorias se obtiene a partir de la flexibilización de las jornadas laborales o la tercerización del cuidado. Como es posible apreciar, este tipo de problemáticas se acercan a aquellas vinculadas con el sostén de trayectorias educativas dentro de los sectores populares y se alejan de las temáticas relacionadas con las movilidades de sectores privilegiados que buscan “distinguirse” a partir de un proyecto educativo internacional.
Gráfico 11. Motivos de elección de UNAJ. Grado de acuerdo.
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ
Se consideró relevante consultar sobre el lugar dónde pensaban finalizar sus estudios y desarrollarse profesionalmente. Las respuestas no dejan ninguna duda: 99,1% y 97,3%, respectivamente, responden que piensan hacerlo en Argentina. Por último, el 93,8% no ha recibido ningún tipo de beca relativa a su formación en la universidad.
Condiciones laborales y de vivienda
Finalizando este esbozo de las características de la población estudiantil extranjera en la UNAJ, se presentan los resultados sobre sus condiciones laborales y de vivienda. En el momento de la realización de la encuesta, más de la mitad de los/as estudiantes poseen un empleo (51%), entre los cuales son mayoría quienes lo hacen en jornadas de menos de 8hs diarias (40hs semanales); sin embargo, un 22% tiene jornadas laborales más extensas lo que inevitablemente condiciona el desempeño estudiantil.
Gráfico 12. Condición de ocupación
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Gráfico 12a. Horas trabajadas.
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Un dato interesante, y coherente con el resto de la información construida a partir de la encuesta, es que la mitad de quienes la respondieron viven en casas “propias” lo que puede leerse como un nuevo indicador de asentamientos de largo plazo en la región por parte de los/as estudiantes y sus familias. El 29,5% alquila su vivienda, 13,4% viven en una casa prestada y el resto vive en viviendas a partir de otros arreglos informales. No se mencionan residencias temporales como pensiones u hoteles. En cuanto a las formas de los hogares, únicamente un 2% responde que vive sólo/a y un 5% declara vivir con amigos/as. De esta manera, la gran mayoría convive con algún familiar.
Gráfico 13. Tipo de vivienda.
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ.
Gráfico 14. Personas con las que vive.
Fuente: Elaboración propia en base a la encuesta a Estudiantes migrantes de la UNAJ Tipología emergente
Teniendo en cuenta la totalidad de los datos presentados y el conocimiento adquirido en el trabajo de campo, es posible diferenciar tres tipos de estudiantes extranjeros/as en la UNAJ, recordando que no están contemplados los estudiantes de intercambio que cursan temporalmente por medio de acuerdos entre universidades (programas, convenios, becas, etc.). Evidentemente, el peso que obtiene cada grupo en la UNAJ se encuentra directamente relacionado con sus características: una universidad nueva con el objetivo de incluir a sectores históricamente relegados de los estudios superiores. Sin embargo, es posible que esta tipología pueda ser aplicada en otras universidades con el fin de organizar la diversidad que engloba la consideración de alumnos/as extranjeros/as tal como es definida por las estadísticas universitarias.
Tipo 1- Quienes se desplazaron en edades tempranas con sus familias por diversos motivos sin que el estudio haya sido la motivación principal del movimiento.
En el caso de la UNAJ, se trata en general de estudiantes nacidos/as en países limítrofes, especialmente en Paraguay y Bolivia. La mayoría ha realizado parte de sus trayectorias educativas anteriores en la Argentina, muchos/as (el 50%) desde el nivel primario. Este tipo de trayectorias demuestra la tensión existente entre una participación amplia y creciente de la población migrante en los diferentes niveles educativos (Cerrutti y Binstock 2019) que se sostiene y legitima por el discurso igualitario que atraviesa la educación argentina, pero también el haber atravesado las profundas y persistentes desigualdades que debe enfrentar la población migrante en su experiencia escolar. Se trata de lo que Diez, Novaro y Martínez (2017: 27) definieron como una “inclusión subordinada de la población migrante latinoamericana en las escuelas argentinas”.
Por otra parte, entre quienes se desplazaron en edades jóvenes/adultas es posible diferenciar dos grandes grupos:
Tipo 2- Personas que se desplazan por motivos de estudio que encarnan los supuestos del enfoque de la “migración calificada” y
Tipo 3- Personas que se desplazan por múltiples motivos en edades adultas y que una vez en el país encuentran la oportunidad de acceder a la universidad.
En el caso de la UNAJ, los/as migrantes provenientes de países no limítrofes de América Latina parecieran tener mayor peso entre el tipo 2 y 3 y los/as migrantes de países limítrofes en el tipo 1.
Los tipos 1 y 3 dan cuenta de dinámicas de movilidad social y procesos de recalificación o calificación en el en el país de destino que, incluso, pueden ser posteriores a experiencias de descalificación social. Si bien la importancia de la creación de nuevos centros de educación superior y su ubicación estratégica es de vital importancia para comprender la existencia de este tipo de trayectorias por parte de la población migrante, su sostenimiento debe ser analizado en base a otros criterios que traspasen los vinculados a la inclusión laboral y educativa. Tal como lo recomiendan Oso y Suárez-Grimalt (2017) será central analizar el peso de las cargas familiares, tanto locales como transnacionales, las inversiones económicas que se realizan en el país de origen (como la necesidad de remesar), la presencia de redes y las responsabilidades familiares en origen y destino.
Recomendaciones y Conclusiones
El resultado de la encuesta y la construcción de la tipología, representa un punto de partida para profundizar en el análisis de estos tres tipos de estudiantes de modo de poder comprender sus trayectorias educativas más amplias, el vínculo con sus trayectorias migratorias, familiares y laborales y el sentido que le otorgan a la educación en relación con proyectos personales y familiares. De esta manera, esta primera aproximación debe ser continuada para abordar no sólo el sentido del ingreso de esta población a la universidad sino también analizar su movilidad social y las dificultades para la permanencia en la universidad. Para ello, es necesario conducir entrevistas cualitativas con estudiantes que representen los diferentes tipos.
Por otro lado, resulta fundamental analizar el impacto del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) y el distanciamiento social, preventivo y obligatorio (DISPO) dispuesto durante la gestión de la pandemia por la COVID 19 y la consecuente inmovilidad intermitente que ha generado en las trayectorias de los/as estudiantes entrevistados/as.
Por último, es imprescindible comprender cómo las desigualdades interseccionales se expresan en las trayectorias analizadas y cómo son resistidas, de manera individual o colectiva, por los/as estudiantes. De este modo, creemos que continuar en esta línea de investigación será una importante contribución al análisis de la movilidad social migrante en el país.
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Notas:
[1] A esto se le suma la normativa migratoria que le otorga a personas provenientes de países del Mercosur y asociados una residencia temporaria por el criterio de nacionalidad. De esta manera, los/as estudiantes provenientes de estos países no tienen la necesidad de solicitar una visa o residencia estudiantil.