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Secretaría de Investigación y Vinculación Tecnológica | Universidad Nacional Arturo Jauretche

Youth, identities and territories: the practice of rap in the suburbs

Josefina Heine (josefinaheine@gmail.com)
Virginia Peterson (virginpeterson@gmail.com)
Martín Biaggini (martinbia@hotmail.com)

Universidad Nacional Arturo Jauretche

Resumen

El proyecto de investigación “Identidad y representación territorial en el Conurbano: La participación de jóvenes en las prácticas de rap” (2018/2020) identificó y analizó, mediante el método cualitativo, los discursos, las experiencias y las construcciones simbólicas de la práctica del rap en los jóvenes del conurbano de Buenos Aires. Si bien resulta controvertido utilizar como categoría de análisis el término “conurbano”, consideramos el rap como una experiencia lingüística, afirmativa y territorial, que se construye a partir de un diálogo permanente con el territorio, con pares, otras y otros. Pensamos en una investigación interdisciplinaria, para abrir diferentes lecturas, y para dialogar abiertamente con el espacio y con las diferentes formas de habitar que el rap propone como manifestación popular y cultural indiscutible.

Palabras claves: rap, jóvenes, identidad

Abstract

The research project “Identity and territorial representation in the Suburban: The participation of young people in rap practices” (2018/2020) identified and analyzed, through the qualitative method, the discourses, experiences and symbolic constructions of the practice of the rap in the youth of the suburbs of Buenos Aires. Although it is controversial to use the term “suburban” as a category of analysis, we consider rap as a linguistic, affirmative and territorial experience that is built from a permanent dialogue with the territory, with peers and others. We think of an interdisciplinary investigation, to open different readings, and to openly dialogue with the space and with the different ways of inhabiting that rap proposes as an indisputable popular and cultural manifestation.

Keywords: rap, youth, identity

Introducción

El presente proyecto de investigación surge del resultado de dos proyectos anteriores, uno que se desarrolló entre 2013 y 2015, mientras que el otro, entre 2015 y 2018.

El primero fue dirigido por Laura Itchart y titulado “Consumos culturales en el conurbano sur: incidencia de las universidades del conurbano en los imaginarios culturales. El caso de los estudiantes de la UNAJ en Florencio Varela”, el cual buscó reconocer las prácticas y los consumos culturales del estudiantado de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) con el fin de distinguir las estrategias de construcción del capital cultural de quienes viven en el conurbano sur. El segundo fue dirigido por Martín A. Biaggini y llamado “Consumos Audiovisuales en jóvenes del conurbano Sur, en el contexto de la Nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual”, en el que se analizaron los consumos audiovisuales de quienes ingresan a la UNAJ.

Ambos proyectos reflejaron que muchos de los consumos culturales de la juventud estaban orientados a la cultura del hiphop; sobre todo, se visualizó que hay una presencia muy marcada de uno de sus elementos: el rap. Así, estos resultados fueron disparadores para plantear algunas preguntas que guiaron nuestra investigación: ¿por qué aumenta, y cada vez más, la población que escucha, produce y distribuye canciones de rap? ¿Por qué el rap es una de las formas organizativas que elige la juventud para mostrar una manera posible de entender y ubicarse en el mundo? ¿Cómo se presenta la dimensión poético-textual de la canción rap? ¿De qué hablan las canciones? ¿Qué relación establece el rap con el territorio?

Partimos de la hipótesis de que quienes practican rap reconocen en sus letras el entorno inmediato, reúnen las problemáticas barriales y construyen un discurso cargado de elementos de resistencia al poder; este último entendido como: el Estado, la educación formal, las fuerzas policiales, etc.

Metodología

Siguiendo la metodología cualitativa y plantea un estudio exploratorio, descriptivo y analítico, que conjuga diferentes técnicas y disciplinas a fin de garantizar el ejercicio reflexivo. Dentro del equipo de trabajo, queremos ampliar las miradas y los espacios de observación. Al mismo tiempo, se utilizó la técnica de bola de nieve, que busca sumar al trabajo, de un modo progresivo, más letras y entrevistas, así como también más barrios y espacios territoriales. Según Fisher Andrew (en Pineda et al, 1994), el tamaño de la muestra debe definirse partiendo de dos criterios: el primero, según los recursos disponibles y el segundo, según los requerimientos que tenga el análisis de la investigación.

Recurrimos a la observación participante y realizamos, en profundidad, una importante cantidad de entrevistas basadas, en muchos casos, en las historias de vida de quienes entrevistamos. En relación con la música, indagamos sobre las prácticas, los discursos y las construcciones simbólicas de la juventud rapera del conurbano de Buenos Aires, así como trabajamos puntualmente la dimensión poético-textual de la canción rap. Lo mencionado anteriormente, se gestó fundamentalmente poniendo en tensión la teoría y práctica académica con la teoría nativa, sorteando las ventajas y desventajas de formar parte y de pertenecer al mismo territorio que compartimos con el grupo investigado. De este modo, nos fuimos acercando a un proceso más reflexivo, que buscó y busca poner en cuestión no solamente el sentido común de los actores sociales, sino, y principalmente, el nuestro.

Para poder analizar el plano semiótico fue necesario pensar el discurso como una acción social, y esto solo ocurre en el marco de la comprensión e interacción dentro de procesos culturales amplios (Jose Van Dijk, 2016. Para ello se utilizó la técnica del análisis discursivo-documental con la que se examinó la tensión entre los sentidos preferenciales y subalternos que quienes rapean ponen en juego en sus prácticas; trabajamos puntualmente a partir de las representaciones simbólicas y discursivas que la juventud construye tanto en sus canciones, como en sus videos, en sus biografías, en sus historias de vida. Además, se dio cuenta del contexto de producción: participantes, roles, ambiente, vestimenta y estructuras organizativas, entre otras cuestiones.

Resultados

La cultura hiphop y el rap se originaron en los suburbios de Nueva York en la década de 1970 (Chang, 2017) y lograron captar el interés de la juventud de las comunidades afroamericanas y latinas (Chuck D, 2017). En la primera mitad de la década de 1980, la expansión de la cultura hiphop y sus elementos alcanzan dimensiones mundiales, con ayuda de los procesos de globalización de las tecnologías comunicacionales o medios masivos de comunicación. En ese contexto y gracias al estreno de películas y música estadounidenses que reflejaban la práctica del rap y el hiphop, esta cultura se instala en Argentina y da origen a una verdadera escena local (Biaggini, 2020). El proceso que continúa desarrollándose puede ser clasificado en tres etapas: la Vieja Escuela (raperas y raperos que dieron sus primeros pasos, principalmente en zona oeste del conurbano y la ciudad de Buenos Aires, entre 1984 y 1992), la Primera Generación (que abarcó desde 1992 hasta 2004, y que representa la conformación de una escena local), y, por último, las raperas y los raperos2.0 (que surgieron con la aparición de la internet 2.0 y las redes sociales) (Biaggini, 2020a, 2021a). Para este proyecto nos centramos en este último grupo, que surge gracias a la democratización de las tecnologías digitales y la aparición de la internet 2.0, sumado al estreno de la película 8 Mile, del rapero estadounidense Eminem, en 2003, con la que se popularizó la práctica del estilo libre (freestyle).

Según García Canclini et ál.(2012), el papel actual de la comunidad rapera y su participación ascendente en la economía de la producción cultural está modificando en muchos países su lugar social. Esto nos lleva a pensar que el abaratamiento de las tecnologías y la democratización de internet permitió que las juventudes de clases más desfavorecidas pudieran grabar su propia música y fueran quienes promueven gestionan sus propias obras (Semán, 2017). Así, la transformación cultural y mediática que supuso la llegada de internet a los hogares comienza a consolidarse con las primeras generaciones formadas en la era digital. Por su parte, la inscripción de lo audiovisual en el espacio doméstico es un proceso que se profundiza desde la llegada de la televisión al hogar y se transforma con la incorporación de aparatos de uso individual. El televisor no solo está en los espacios tradicionales de los hogares, sino que también comienza a aparecer en las habitaciones y deja de ser una práctica grupal. Con la convergencia digital, el teléfono celular constituye un dispositivo móvil, portátil y ágil para el consumo personal de contenidos audiovisuales frente a la diversificación y expansión de la conectividad y la existencia de nuevas prácticas de comunicación. Marcelo Urresti (2008) describe una massmediatización de la sociedad, en la que los sujetos pueden vivir un estado de conectividad permanente a través de un nuevo sistema de objetos “nómades”, que permiten la ubicuidad de la intervención mediática. Como consecuencia de estos procesos podemos mencionar las transformaciones en la concepción de intimidad y la creación de nuevas formas de comunidad (Pini et ál., 2012).

De esta manera, cualquier persona joven con un celular o una computadora, y acceso a internet, tiene las herramientas necesarias para grabar música o realizar contenidos audiovisuales para, luego, compartirlos y distribuirlos con el resto de la sociedad mediatizada. García Canclini et ál. (2012) explica que las formas industriales y posindustriales (digitales) de producir y circular bienes y mensajes conviven con hábitos comunitarios antiguos, fonación de nuevas comunidades y tipos de negocio, así se combinan los gustos por la cultura masiva con nuevas formas de trabajo artesanal, de lo local y transnacional.

En cuanto a nuestra hipótesis de trabajo, si bien gran parte de la comunidad rapera se identifica con un subgénero conocido como “rap conciente”, cuyas letras reflejan una crítica social al orden establecido, la amplia mayoría tiene como objetivo “pegarla” en el ambiente del rap, no solo como reconocimiento artístico sino como salida laboral (Muñoz Tapia, 2019). Y en ese sentido las jóvenes y los jóvenes experimentan la creación de esta producción cultural en un panorama emergente de nuevas formas de hacer música. Esto fortalece una de las características propias del rap que tiene que ver con cierto nivel de aprendizaje autodidacta y la organización autogestiva. Dentro de esta accesibilidad de producir y las posibilidades de llegar a tener una rápida y amplia circulación, es relevante cubrir ciertos criterios estéticos y técnicos que les permiten tener un lugar, “ser alguien” que los distinga del resto (Del Valle Ojeda, 2019).

Las expresiones artísticas populares que siempre se apropiaron por medio de la praxis, en un proceso que se conoce como educación informal, lograron ampliar sus expresiones, sobre todo para la juventud de barrios populares, que nació en un contexto digital. En este sentido, las nuevas prácticas digitales democratizaron la comunicación y permitieron profundos cambios como el autorreconocimiento de las raperas y los raperos como enunciadores. No solo son artistas, se destacan en lo que hacen y tienen la potestad de contar y contarse, sino que también utilizan esa potestad con intencionalidad de testimonio. Desean progresar y mejorar su arte y para ello retoman su formación escolar. Esta posibilidad les dio entidad dentro de su universo simbólico. Quienes rapean, entonces, son reconocidas y reconocidos por sus pares, familiares y distintos actores sociales y barriales como artistas. Las letras poseen un fuerte arraigo territorial. El barrio es un elemento clave que constituye a estas y estos como sujetos, y está presente en los nombres del grupo o crew al que pertenecen, el

título de los temas, las letras o las imágenes. Y no solo el barrio como elemento territorial, sino como espacio vivido, recorrido, que incluye los pasillos, las calles de tierra, pero también las diferencias sociales, la forma de vida, la creatividad al adaptarse. El barrio como elemento cohesionador (Biaggini, 2020b).

En relación al rol de las mujeres dentro del ambiente del rap, notamos que la participación sigue siendo minoritaria en relación a los varones, pero identificamos que a partir del movimiento feminista y puntualmente del suceso Ni Una Menos ha crecido notablemente (Calvi, 2022).

Varios testimonios que se desprenden del proyecto de investigación señalan que las transformaciones acontecidas en los últimos años en materia de género y diversidad han tenido un impacto positivo y muy importante en la cultura del hiphop y puntualmente en el rap. Esos cambios los podemos ver reflejados en la actitud de las entrevistadas a la hora de reclamar y conseguir cupos femeninos en competencias profesionales; sancionar comentarios sexistas, gordofóbicos y racistas que surjan en competencias y torneos; defender el valor de sus honorarios cuando las van a contratar; fundar un espacio destinado a profesionalizarse como lo es la liga llamada “Federación de Freestyle Femenino (Triple F)” e incorporar las problemáticas de género a sus performances.

Acá es donde el empoderamiento aparece como consecuencia del accionar del movimiento feminista y la marcha del Ni Una Menos. Las raperas recrean nuevas formas de llevar adelante su labor artística, que desafían las bases en las que se sustenta el poder y la autoridad masculina, y así dejan al descubierto un entramado en el que se cruzan prácticas artísticas, sociales, políticas y económicas. En este sentido, la lucha no es solo una búsqueda de igualdad de oportunidades, sino una batalla cultural contra un modelo y un discurso predominante que busca mantener un sistema de preponderancia masculina.

Por otra parte, a medida que fuimos avanzando en el proyecto, y gracias a las entrevistas y al trabajo interdisciplinario, empezamos a percibir dos subgéneros muy marcados: el rap evangélico y el rap cristiano. Estos, dentro de las amplias manifestaciones que el rap propone, tienen un lugar preponderante no solo en términos estéticos, sino también en términos de circulación y de mercado (Heine, 2020; Biaggini,

2020b. Dentro de la práctica del evangelismo, por ejemplo, el llamado “rap evangélico” tiene un lugar destacado que merece una atención particular. En este marco, tomamos la decisión de incluir esta nueva variable al proyecto de investigación y realizamos una clasificación inicial que distingue inicialmente dos grupos: raperas y raperos que se reconocen como cristianas o cristianos, o bien como evangélicas o evangélicos, y utilizan su arte para profesar su fe; y, un segundo grupo, que, si bien adscribe a la práctica evangélica, continúa denominándose simplemente como “rapero”, aunque sus letras y su práctica artística se haya modificado completamente.

Discusión

El equipo de investigación presentó una continuación del presente proyecto en la convocatoria 2021-2022 de la UNAJ. Para esto, se amplió el área geográfica de entrevistas, agregando a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y se incorporaron nuevas líneas de investigación, entre las que se encuentran ampliar el análisis del rap religioso. Nos interesa, en este marco, analizar el modo en que el evangelismo repercute en la vida de la juventud rapera y ver cómo inciden sus dogmas en la conformación tanto identitaria y autobiográfica como en su relación con las otras, los otros y el espacio. Sin dudas, la presencia de la práctica evangélica es constitutiva en las nuevas configuraciones subjetivas y simbólicas que quienes rapean empiezan a experimentar. Se asoman, así, muchas preguntas que debemos y estamos en proceso de responder.

Conclusiones

Se trabajaron los conceptos y las perspectivas abordadas en la investigación, lo que permitió una profundización y delimitación para la construcción del marco teórico del proyecto. La revisión permitió, a su vez, realizar una actualización del estado del arte. La práctica del rap y sus variantes en géneros urbanos (rap, reggaeton, trap) representa el consumo cultural más importante en jóvenes del conurbano en el siglo XXI. Dada la proximidad cronológica del fenómeno, apenas existen acercamientos académicos al problema, y la mayor parte de la información disponible actualmente procede de diversos medios de comunicación. La práctica musical realizada por las raperas y los raperos se manifiesta de manera particular a partir del reconocimiento de una ubicación en el mundo y la sociedad, y permite la creación de espacios y relaciones que incorporan en sus vidas cotidianas, inventando lenguajes, códigos, usos del espacio, asignando otros sentidos a las interacciones colectivas, otros contenidos en sus creaciones artísticas, otros mensajes. En su amplia mayoría buscan triunfar y ser reconocidos con la música, pero existe un subgénero que podemos identificar como “rap consciente”, en el que se identifica un discurso político que subyace: la crítica a la ausencia del Estado y al orden establecido, pero por sobre todo se evidencia aquello que Rossana Reguillo (2013) denominó la “transformación del estigma en emblema”. Estas jóvenes y estos jóvenes se apropian de algunas características estigmatizantes y de sus significados, pero revierten sus sentidos negativos. O sea, afirman su supuesta condición de “villeras/villeros”, chorras/chorros”, pero le dan a eso un valor positivo, juegan también ellos con esas ideas aun en los casos en que no crean que las definan o los definan.

 

Referencias bibliográficas

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